Una de las razones para fundar Alimentación Consciente y crear este blog, fue la forma de consumir el café de Colombia, por qué precisamente nosotros los colombianos, producimos el mejor café del mundo, pero creemos que lo consumismo. Y aunque lo primero es cierto lo segundo no.
Es solo con ver a un extranjero probar el café que tomamos habitualmente como: La Bastilla, Café Águila Roja y todas las marcas de café instantáneo, para ver su opinión que podemos comenzar a entender por qué no consumimos buen café, al comenzar a preguntarnos de dónde vienen estos cafés, que no le gustan a los extranjeros está la respuesta.
De dónde vienen estos cafés, cuál es su origen, de la Pasilla (Sobrante del café de Colombia) y mezclados con cafés importados de Perú Y Ecuador. O sea que no es nuestro mejor café y es una mezcla con cafés extranjeros para abaratar costos, por qué nuestro café es más costos, se paga una prima extra.
Y que pasa con los cafés instantáneos, son mezclas también de cafés de más mala calidad y pierden todo su sabor al tener que ser tostados hasta 3 veces. Es por eso que a los cafés que habitualmente tomamos en Colombia le debemos agregar azúcar o panela, para que nos sepan dulces, porque su sabor es tan amargo y fuerte que se vuelven intomables.
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El otro aspecto a tomar en cuenta es la forma de prepararlo, generalmente en Colombia lo preparamos en Greca y el problema, es que así tengamos un buen café colombiano, no de los anteriores. Usamos mal la greca, la dejamos todo el día prendido, le agregamos agua para que rinda, no limpiamos los filtros.
Sobreponernos el café a altas temperaturas y esto hace que cree malos sabores. Si, la preparación de café tiene unos protocolos y si queremos que una buena materia prima cómo nuestro café quede bueno, debemos cumplirlos, debemos educarnos. Y esto precisamente ha sido el propósito de alimentación consciente, educarnos en mejorar nuestros hábitos alimenticios.
Volviendo al valor de los alimentos, nuestra cultura y la misma industria se a encargado de forma errónea, de educarnos mal en la forma de consumir Café y esto hace que no valoraremos un Café Especial de Colombia y al campesino que lo produce, por qué no lo sabemos tomar, preparar y por supuesto mucho menos pagar.
No tenemos las herramientas para valorar el café y saber por qué es más costoso.
El problema es que este ejemplo del café sucede con mucho de los alimentos que consumimos habitualmente. Al no saber su origen, de donde provienen, como lo hacen, cuáles son sus ingredientes, nunca tenderemos los argumentos para pagar un precio justo y al final terminamos decantando todo en la variable precio y no en la calidad que es realmente lo que les da el valor a las cosas.
En Colombia hemos caído en la variable precio por el Marketing y la credibilidad en las grandes marcas de la industria y en las marcas propias de los Supermercados.
Es decir, para nosotros los Colombianos el solo hecho de que diga: Nestle, Coca Cola, Postobón, Bavaria, Nutresa, Éxito, D1 es sinónimo de calidad y buenos productos. Y no necesariamente porque sean de estas marcas son buenos o malos productos.
Lo que realmente hace que sean buenos es su origen, sus ingredientes y la forma de hacerlo. Ahí está el detalle no solo en el Marketing y en la reputación de la marca, por qué no podemos tragar entero, no podemos creer todo lo que nos digan, por ser grandes marcas.
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Antes de estudiar acerca de los Vinos, para mí era común comprarlos en D1, por qué eran los más económicos y a mí criterio buenos. El problema es que cuando comienzas a estudiar, te das cuenta de cosas que no veías.
Por fijarte solo en la variable precio para medir la calidad y el valor de un producto alimenticio. No te das cuenta que estos vinos saben bien, por la cantidad de sulfitos (Químicos) que usan que esconder sus errores, pero a la larga te dan dolor de cabeza y terminamos consumiendo ultraprocesados y no alimentos.
Aunque es muy loable la democratización de los alimentos que a logrado D1 y las marcas propias de los supermercados, al ofrecer a mejores precios los productos alimenticios, debemos tener mucho cuidado antes de cómpralos.
No porque sea buen precio es bueno, primero fijemos en sus ingredientes, no solo pensemos en el ahorro de ahora, si no en cuidar nuestro cuerpo, por qué a la larga el que paga es el por consumir ultraprocesados y no alimentos que a la larga, son los que causan las enfermedades.
Con la pasta también ocurre algo asombroso en Colombia, como siempre hemos consumido pastas de harina y no de sémola y al huevo. No entendemos cuando nos cobran el doble por una pasta, por qué no nos hemos tomado el trabajo de investigar las diferencias entre sémola y harina, y muchos no sabíamos que también lleva huevo.
Y aquella palabra al dente que usan los italianos nos confunde, por qué precisamente significa al diente, que no quede tan blanda, ni tan dura para el diente, si no en su punto.
O sea no consumir la pasta blandita como generalmente la consumimos si no más crocante, lo cual lo hace la sémola y la forma de prepararla.
Por favor antes de comprar cualquier producto alimenticio, tomémonos el trabajo de revisar de dónde viene, su origen, sus ingredientes, no solo nos fijemos en el precio y su reputación.
Porque también los alimentos de emprendedores, campesinos o artesanales son buenos. Es solo ver lo que está sucediendo con la cerveza artesanal para que nos demos cuenta de que existen otras alternativas fuera de Bavaria en Colombia. Y que con esta bebida podemos probar nuevas Experiencias.