El camino de los huevos desde la gallina a tu nevera

El camino de los huevos desde la gallina a tu nevera

El huevo es una maravilla, una de las mejores proteínas y de las más económicas. Realicemos un viaje alrededor de su mundo, en busca de su versátil, de su humildad, de sus recetas. Desde los huevos con arroz, los huevos con hogao (Tomate y cebolla), huevos rancheros mexicanos ,el ramen japonés, desayunos reconfortantes hasta tentempiés esenciales o cócteles sofisticados y refrescantes,

El huevo, es un ingrediente que no conoce fronteras ni restricciones horarias, adquiere una variedad de formas que sorprenderá a todos los paladares. Se puede cocinar con el huevo una amplia gama de platos, tanto salados como dulces, e incluso algunas sorpresas de coctelería.

El camino de los huevos desde la gallina a tu nevera

Descubre el largo camino de los huevos desde la gallina hasta nuestras casas. Recogida, comprobaciones, clasificaciones, envasado, etiquetado, numeración, supermercado, hasta nuestra mesa.

Con la crisis y el alza de los precios, se está produciendo una reducción significativa en el consumo de productos en los hogares Latinoamericanos. Sin embargo, el consumo del huevo, sigue en aumento, frente al pescado, carne, verduras y frutas.

El huevo es un alimento nutricionalmente muy completo. Son una rica fuente de grasas saludables y de proteínas. Además, en contra de la creencia que existía hace unos años de que comer muchos era perjudicial para nuestra salud, se ha demostrado que una persona sana puede comer, hasta 7 huevos a la semana sin ningún tipo de contradicción.

El camino de los huevos desde la gallina hasta nuestra casa y llegar a la estantería de los supermercados parece de lo más habitual. Pero, desde que se recogen en las granjas hasta que llegan a nuestros hogares, sigue un largo trayecto. En este camino se comprueba calidad, tamaño, seguridad alimentaria, se etiquetan y se enumeran.Curso de Alimentación consciente banner

El trayecto que siguen los huevos comienza tras la puesta. Estos se recogen y se procede a iniciar el proceso de puesta a punto en materia de seguridad y de información destinada al consumidor para la venta.
Estos procesos se realizan en centros de clasificación y embalaje. Con este número de registro, se garantiza la trazabilidad del producto. Algunas granjas tienen su propio centro de clasificación y embalaje junto a sus instalaciones y realizan esto de forma automática y directa. Aquellas que no cuentan con embalaje propio, envían los huevos a centros externos o no les ponen número.

El segundo paso se dividen en los de Categoría A y los de Categoría B. Solo los de Categoría A son aptos para el consumo. Estos son huevos ‘frescos’ y se ponen a la venta hasta un máximo de 28 días después de la puesta.

Los huevos de categoría A, deben tener la cáscara entera, limpia y sin fisuras y la cutícula intacta. En estos, se evalúa la calidad interna: la altura de la cámara de aire no debe superar los 6 milímetros, la clara debe ser transparente, sin manchas ni elementos extraños, y en cuanto a la yema, debe tener un contorno y posición correctos y no tener elementos opacos. Por último, se verifica que el huevo no emite ningún olor extraño.

Por otro lado, los huevos de Categoría B no son aptos para el consumo. Dependiendo de sus características, se emplean en la industria alimentaria para la elaboración de ovoproductos, en otros usos como la alimentación animal o a su transformación en industrias no alimentarias.

Tercer paso es la estampación del código y clasificación por peso.

Uno de los pasos más importantes a la hora de clasificarlos es el proceso de estampación del código. Seguro que alguna ves te has puesto a pensar qué significan tantos números impresos en la cáscara de los huevos. Puede parecer un jeroglífico, pero no es tan difícil. El primer número que aparece revela el sistema de producción de ese huevo:

Producción ecológica: estas gallinas han sido criadas totalmente libres y con alimentos ecológicos y naturales

Huevos camperoas: estos huevos provienen de gallinas que viven al aire libre y en el suelo pero su alimentación no ha sido a base de alimentos ecológicos, aunque sí a base de alimento catalogado.

Huevos de producción en suelo: estos huevos los han puesto gallinas que viven en recintos o gallineros con espacio para moverse pero sin libertad de pastar en la naturaleza. Viven en condiciones de iluminación artificial.

Huevos de jaulas: estos huevos provienen de gallinas que viven en grupos encerradas en jaulas sin ningún tipo de libertad y se producen en cantidades industriales sin prestar atención al bienestar de los animales.

El siguiente código, son dos letras. Estas corresponden al país de la granja de la que proceden los huevos. Luego encontramos otro código numéricoa que identifica la granja registrada. Opcionalmente, aparece una letra al final que identifica el gallinero concreto del que se han obtenido los huevos.

Los ‘jeroglíficos’ que aparecen en la cáscara del huevo son un método muy útil para los consumidores para ser conscientes de qué tipo de huevos se consumen, de en qué condiciones han vivido las gallinas de las que proceden y qué tipo de cuidado se ha usado para obtenerlos. Además, es una forma para las autoridades registrar y controlar algún riesgo.Curso de Alimentación consciente banner

También los huevos se selección por tamaño de talla: de XL a S

Los huevos supergrandes, los de la XL tienen un peso de más de 73 gramos por unidad. La talla L incluye los huevos grandes que oscilan entre los 63 y los 73 gramos; los medianos, de las M, entre los 53 y los 63 gramos y los pequeños, los de la S, menos de 53 gramos.

El cuarto paso de la cadena es el envasado y etiquetado. Para ser comercializado. Generalmente, se envasan por tamaños aunque, hay productores que incluyen diferentes tamaños en sus envases. Los huevos son alimentos muy delicados. Y siguiendo esta línea, se envasan en recipientes especiales y minuciosamente seleccionados para su conservación.

También se consiguen huevos a granel que no tienen ningun número que nos indique su clasificación. En este caso nos tocaría preguntar al proveedor toda la información anterior.

La fecha de consumo preferente de los huevos es de 28 días desde la puesta. Aún así, pasado este tiempo, podemos usar algunos trucos para saber si los huevos siguen siendo seguros para nuestra salud. Cuando un huevo sigue en buen estado, no flotará. Por eso, si quieres comprobar el estado de los huevos, basta con llenar un vaso de agua e introducirlo. Si flota, deberías desechar. En caso de que se hunda, es perfectamente seguro el consumo de dicho huevo.

Aunque en los supermercados se almacenan a temperatura ambiente, en casa debemos meterlos de inmediato en la nevera para evitar cambios bruscos de temperatura que puedan suponer un riesgo. Estos cambios pueden favorecer la condensación de la cáscara y puede dar pie a la aparición de hongos y de patógenos.

Así es el camino que siguen los huevos desde la puesta hasta nuestra casa. Un trayecto especial para uno de los alimentos más especiales y consumidos del mundo.

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