Los sabores se heredan o se desarrollan desde nuestra niñez, yo más bien creo que debemos estimular a nuestros niños a probar nuevos sabores. Por qué sin ese empujón de los padres es difícil que ellos acepten sabores desconocidos como el amargo o el ácido y se queden más con el dulce y el salado. Pues estos últimos están más afincados en el menú de nuestros alimentos.
La clave para que los niños prueben nuevos sabores está en crear más apertura en sus mentes, pues ellos ya tienen la curiosidad. Osea que enseñarles nuevos alimentos; que los conozcan, toquen, huelan para que luego ellos mismos tomen la decisión de probarlos. y el otro aspecto es el ejemplo, pues cuando se dan cuenta que otro niño come un alimento que ellos no han probado y les hablan bien de el, ellos se animan a degustarlo.
El caso del chile en México es un buen ejemplo, pues es este país estimulan a los niños desde muy chicos a probar los chiles, para a medida que prueben los toleren y cada ves sea más común y fácil para ellos probar y consumir los más fuertes. También hay que tener en cuenta que el chile no es un sabor, es más bien una sensación, dónde sentimos pique en la boca, o como cuando sentimos gas carbonico por una soda o cerveza que nos da una sensación burbujeante.
Los sabores en los alimentos son 5: El dulce, el ácido, el salado, el umami y el amargo. Los cuales sentimos en diferentes partes de nuestra lengua. Sobretodo el dulce, el ácido y el salado más en la punta de la lengua, el umami en el centro y el amargo en la párate de atrás. El umami es más difícil de distinguir por ser más una mezcla de sabores como la solla y los champiñones.
Hoy en día los niños más atrevidos, nos sorprenden pidiendo de regalo de cumpleaños una cena en un restaurante de suchi. Dónde los sabores más comunes que van a encontrar son los ácidos y los amargos no los dulces que generalmente son los sabores que deleitan más a los niños.
Por lo que cada ves tendremos niños más abiertos y más adultos en el futuro gustosos de nuevos sabores. Por qué el ser humano a mayor edad se hace más proclive a probar, entender nuevos sabores y eso es precisamente lo que hace que el mundo de las bebidas como el agua, el te, el café, las sodas, el vino y los destilados cresca en consumo; al igual que los restaurantes que están en constante apertura por la búsqueda del ser humano de probar nuevos sabores.
