El origen de las navidades no viene del cristianismo, sino de orígenes paganos, de la época Romana y por muchos siglos y milenios que pasen, los romanos siempre estarán presentes en nuestras vidas. Desde nuestras lenguas, comida, arquitectura, leyes. Muchas costumbres las hemos heredado de los romanos y la navidad, una de las festividades más importantes de todo el año es una de ellas.
Saturnalia, así denominaban los romanos a esta festividad que se celebraba entre el 17 y el 23 diciembre. Era una fiesta que estaba consagrada al dios Saturno, que era el dios de los jornaleros del campo, por lo que era una fiesta para los trabajadores de la tierra.
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Durante estos días descansaban y celebraban el fin de la época de la siembra y aguardaban que llegase la primavera para ver florecer su trabajo. Para ello decoraban los comercios, casas y calles con antorchas y velas para iluminar al máximo posible las ciudades esperando la llegada del buen tiempo y las horas solares que traería la primavera. Como lo hacemos actualmente con los alumbrados en nuestras casas y calles de nuestras ciudades
La Saturnalia tenía leyes propias de la festividad, que todo el pueblo debía acatar como: Nadie podía tener actividades públicas ni privadas durante las fiestas, salvo los juegos, las diversiones y el placer. Sólo los cocineros y pasteleros trabajaban en esta época. Todos tenían además igualdad de derechos, los esclavos, los libres, los pobres y los ricos. No se permite a nadie enfadarse, estar de mal humor o hacer amenazas.
Hasta los esclavos durante estos días se convertían en señores, y los señores en esclavos. De esta manera los señores podían experimentar lo que se sentía siendo esclavo y ser más empáticos. Además, tanto señores como esclavos debían hacerse regalos mutuamente, y estos debían ser originales, no valía regalar lo primero que encontraran. De ahí también nuestra costumbre actual de regalar el 16 de diciembre algún detalle a nuestros seres queridos, el aguinaldo, el cual también se les da por parte de algunos patrones a sus trabajadores.
Durante la Saturnalia no podía faltar grandes banquetes llenos de los manjares más selectos para todo el pueblo. Los que no podían faltar, era cordero asado con garum, una salsa elaborada a partir de vísceras de pescado, uvas, queso, cerdos a las brasas y el vino tinto, que ellos rebajaban con agua según la proporción que marcase el anfitrión. Eran días de lujuria, desenfreno y diversión, en el que todo el pueblo se unía por una vez al año.
Esta festividad se celebró hasta la entrada del emperador Constantino, el cual impuso el cristianismo como religión oficial del imperio, y esta fiesta tan querida por todo el pueblo pasó al olvido. Porque desde el punto de vista cristiano era mal visto esta celebración, se decidió instaurar como fiesta cristiana el 25 de diciembre, el día de nacimiento del niño Dios. Y de ahí nuestra costumbre de celebrar el 24 de diciembre en familia junto al pesebre con el traído del niño Dios a todos los niños del 25 de diciembre.
Como podemos observar la esencia de la Saturnalia se ha mantenido hasta nuestros días. Feliz Navidad y Feliz año nuevo les desea Alimentación Consciente.
