No sé, si en su vida laboral han tenido un jefe con las características de maniático y caprichoso. Pues estas características lo nublan de toda objetividad y de cumplir las metas trazadas.
Este tipo de jefe, especialmente cuando es uno de los dueños o el fundador de la empresa y tienen más poder, tiende a comportarse como un niño chiquito, que solo le importa cumplir sus caprichos y manías, sin escuchar a los demás, sin medir sus palabras y maltratando a sus empleados; por solo satisfacer sus caprichos y manías hacen las cosas como quieren sin importar las consecuencias y circunstancias.
Suelen molestarse por cosas irrelevantes, acosar por cumplir tareas sin importancia y llamar a horarios fuera del horario laboral por cumplir sus manías.
Mi consejo con este tipo de jefes es que nunca estaremos seguros de como reaccionen y de saber que es bueno o malo para ellos; por qué todo se limita a cumplir sus caprichos y manías, más que cumplir las tareas y objetivos para los cuales fuimos contratados.
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Es decir, no importa que esté bien, tus ventas, tu manejo de los clientes, tu manejo del producto. Con estos jefes lo único que importa son sus caprichos y manías, si no los cumples a cabalidad, todo lo anterior no importa, ni toda tu historia, ni entrega.
Son jefes que viven del momento, de sus emociones, las cuales les impiden ver más allá y sobre todo lo importante, que es aprender a tratar a sus empleados y a los clientes. Por qué suele suceder que, así como tratan a sus empleados, tratan a sus clientes. Y por más talento y pasión que tengan para construir una marca y una empresa, estos comportamientos le pasan factura tarde que temprano. Y se van quedando solos, por qué nadie quiere trabajar con ellos.
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