Desde niños aprendemos de forma natural a disfrutar de pequeñas cosas como jugar con: un palo, un perro, una rueda, un carro o con otros niños juegos como la chucha, policías y ladrones.
Lastimosamente a me dida que crecemos vamos perdiendo esa especie de disfrute de lo simple y muchas veces las cosas materiales nos confunden y nos hacen creer que son lo más importante para ser felices.
Nos metemos en lo que la sociedad y la familia nos va implantando casa, carro y beca para ser felices. Por lo cual no la pasamos estudiando en primaria, secundaria, en la universidad para luego con el esfuerzo de nuestro trabajo lograr tener un buen carro y una casa propia para poder salir de la casa de nuestros padres y hay si casarnos con la mujer que elegimos. Lo anterior es lo que nos venden como la felicidad.
El problema es que muchas veces logramos obtener todo lo anterior educación, trabajo, carro, casa, matrimonio y no somos felices. Nos damos cuenta que lo que nos vendieron como felicidad no lo es y ya puede ser demasiado tarde.
> Lee también: El precio de quedar bien ante los demás
O lo peor es que vamos perdiendo la felicidad poco a poco y vamos dejando de disfrutar esas pequeñas cosas que son la verdadera felicidad y eran las que disfrutábamos de niño.
Por qué la felicidad no es un estado permanente, no es una emoción que se mantenga constante. Hay que cultivarla y ponerle la mejor actitud para lograrla.
Las cosas materiales no son las que nos dan la felicidad; Un buen carro o una buena casa nos llenan de satisfacción y a la larga cualquier carro o casa apropiada también nos brinda el mismo servicio.
A la larga el tener o las cosas no son las que nos definen quienes somos. Lo que nos define es el ser, nuestro interior. Y es por lo que nos van a recordar, no por las cosas que tuvimos.
> Lee también: La falsa idea de progreso
Es por eso que siempre me sorprende que cuando nos presentamos ante otras personas generalmente los seres humanos, nos presentamos como: Yo soy un ingeniero, un abogado de X universidad. Como si nuestra carrera nos definiera, nuestra carrera no dice quiénes somos, dice lo que estudiamos.
Lo que define quienes somos es nuestro ser. Son nuestras actitudes, dones, habilidades, virtudes, que casi siempre ni sabemos definirlas, por qué no nos conocemos.
Saber que nos gusta o que no nos gusta y para que somos buenos y para que no. Nos ayuda más a conocernos y a buscar la felicidad que vamos olvidando por buscar lo que no somos.
En nuestra naturaleza en nuestro interior está nuestra felicidad y es la que debemos cuidar y cultivar para que nuestro interior esté bien y así nuestro exterior también lo estará.
La invitación es a sorprendernos de nuevo, como cuando éramos niños de las cosas simples y la mejor manera cuando somos adultos es volver a la naturaleza, escalando una montaña, nadando en un río, subiéndonos a un árbol y compartiendo en estos lugares con otros seres humanos. Es que logramos disfrutar de nuevo como niños estas pequeñas cosas que son la verdadera felicidad.
Porque hoy en día me maravillo más de un buen día soleado, de la vista de una hermosa montaña, de navegar por un río entre un flotador, de la sonrisa de una bella mujer, de un buen libro, o del juego entre niños y de una buena comida. Que, de un carro lujoso, el ultimo celular, reloj o vestido de moda.