En muchas empresas en Colombia predomina un patrón común: nos enfocamos más en la táctica que en la estrategia. Esto significa que gran parte del tiempo se invierte en reaccionar frente a la competencia —bajar precios, lanzar productos similares, ajustar campañas— en lugar de construir un camino sólido hacia la visión de largo plazo.
La diferencia entre táctica y estrategia
- La táctica es la reacción inmediata: responder a una promoción, replicar una innovación o ajustar el presupuesto de marketing para contrarrestar a la competencia.
- La estrategia es la hoja de ruta que guía cada acción hacia un objetivo mayor: ser líderes de mercado, crear diferenciación real y construir capacidades sostenibles en el tiempo.
- El problema surge cuando las empresas confunden ambas dimensiones y terminan atrapadas en el corto plazo, sin avanzar hacia la mega empresarial que las debería inspirar.
El caso del marketing en Colombia
Un ejemplo evidente está en el marketing. Cada vez que un competidor lanza un nuevo producto o baja sus precios, muchas compañías reaccionan de inmediato sin evaluar cómo esa acción se conecta con su estrategia. Esto genera desgaste de recursos y mantiene a la organización en una carrera de resistencia, pero no de liderazgo.
Lo que viven los CEO en el día a día
Como consultor, he visto cómo muchos directivos tienen claridad en su meta: “Queremos ser líderes en el mercado del aguardiente premium”. Sin embargo, al preguntarles qué están haciendo para alcanzar esa meta, las respuestas suelen girar en torno a ferias, promociones o activaciones de marca. Acciones válidas, sí, pero que carecen de un hilo estratégico que garantice llegar a la cima del mercado.
Lo más llamativo es que muchos CEO son conscientes de esta situación: saben que dedican más tiempo a lo táctico que a lo estratégico, pero no logran cambiar el enfoque. Ahí es donde la estrategia se convierte en brújula, marcando la diferencia entre lo urgente y lo realmente importante.
La visión a largo plazo: una deuda empresarial en Colombia
Gran parte de este problema radica en una mentalidad corto placista. Buscamos resultados rápidos y visibles, incluso a costa de sacrificar el rumbo a futuro. Sin embargo, los grandes líderes —empresas y hasta gobiernos que han transformado su rumbo— lo han logrado porque piensan y actúan con estrategia.
Preguntas clave para los líderes
- ¿Está la empresa invirtiendo más recursos en defenderse que en innovar?
- ¿Se mide el éxito solo por la reacción frente a la competencia o por los avances hacia la visión de largo plazo?
- ¿Qué legado quiere dejar la organización en los próximos 5 o 10 años?
El verdadero liderazgo no se construye reaccionando a cada movimiento de la competencia, sino desarrollando una estrategia clara, consistente y sostenible. Al final, nadie recordará qué promoción lanzamos en una feria, pero sí en qué se convirtió la empresa después de años de decisiones estratégicas.